Cuando me acuesto para una mamografía
me siento como mi padre en la cama del hospital
a punto de respirar por última vez; puedo sentirme dentro suyo,
mis brazos en sus brazos, mis manos llenando las suyas,
mi pecho es su pecho: quedan tres respiraciones,
en fila como los últimos tres óvulos de una mujer.
No sé cuándo encontró el bulto,
asomándose al mundo sobre su clavícula.
Pero cuando me acuesto y me preparo a morir,
lista para encontrar una esfera dura como
un guisante marchito sumergido en mi pecho,
siento cómo me escurro enteramente
dentro de mi padre,
hondo dentro suyo
como una canoa mortuoria
de la medida exacta de mi cuerpo.
Le gustaba mostrármelos,
los nódulos, los puntos, las lesiones de los rayos,
el mapa apergaminado de su pecho. Cuando se fue
-uno, dos, tres, y después nada-
dejó el cuerpo sobre la cama
como a las mitades de un molde,
o de un yeso partido.
Quisiera poder decir que vi una pata esbelta
y bien formada emerger de la crisálida, un ala
humedecida, una criatura abriéndose al sol
y volando fuera de la ventana, pero murió sumergido
dentro de su cuerpo, hundiéndose más y más
hasta irse del todo,
como un cuerpo enterrado disolviéndose en la tierra.
Me desnudo hasta la cintura, de espalda
sobre la madera, paso a paso van
mis dedos por mi pecho, exploradores
a la intemperie del polo nevado, buscando
la punta del eje. Que no encuentres nada,
susurra mi padre, y los dedos paso a paso
paso tal como él solía jugar conmigo
a la Araña Itsy Bitsy, subiendo
muy despacio por mi brazo. Su parte preferida
era la lluvia, el insecto cayéndose,
y la mía el regreso, el grifo seco
una vez más, los ocho dedos subiendo,
el juego, que no tenía fin.
Sharon Olds
Traducción de Mori Ponsowy
lunes, 13 de febrero de 2012
Despatologización de la poesía en la FNAC de Alicante
El primer acto público y solemne por la despatologización de la poesía tendrá lugar en la FNAC de Alicante el próximo viernes 17 de febrero. Espero que me acompañéis y recitéis conmigo a modo de oración despatologizadora. Gracias a L´Aparadora por invitarme y brindarme la posibilidad de hacer uso de la poesía de transmisión oral. Ahora más que nunca, seamos todxs conscientes de que la poesía es un arma de creación masiva.
Para más información y menos píxeles, os recomiendo visitar la agenda cultural de la Fnac de Alicante.
viernes, 3 de febrero de 2012
ESTOY DEMASIADO CERCA PARA QUE ÉL SUEÑE CONMIGO
Estoy demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
No vuelo sobre él, de él no huyo
Entre las raíces arbóreas. Estoy demasiado cerca.
No es mi voz el canto del pez en la red.
Ni de mi dedo rueda el anillo.
Estoy demasiado cerca. La gran casa arde
Sin mí gritando socorro. Demasiado cerca
para que taña la campana en mi cabello.
Estoy demasiado cerca para que pueda entrar como un huésped
que abriera las paredes a su paso.
Ya jamás volveré a morir tan levemente,
tan fuera del cuerpo, tan inconsciente,
como antaño en su sueño. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca. Oigo el silbido
y veo la escama reluciente de esta palabra,
petrificada en abrazo. Él duerme,
en este momento, más al alcance de la cajera de un circo
ambulante con un solo león, vista una vez en la vida,
que de mí que estoy a su lado.
Ahora, para ella crece en él el valle
de hojas rojas cerrado por una montaña nevada
en el aire azul. Estoy demasiado cerca,
para caer del cielo. Mi grito
sólo podría despertarle. Pobre,
limitada a mi propia figura,
mas he sido abedul, he sido lagarto,
y salía de tiempos y damascos
mudando los colores de mi piel. Y tenía
el don de desaparecer de sus ojos asombrados,
lo cual es la riqueza de las riquezas. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
Saco mi brazo que está debajo de su cabeza dormida,
Mi brazo dormido, lleno de agujas imaginarias.
En la punta de cada una de ellas, para su recuento,
Se han sentado ángeles caídos.
Wislawa Szymborska
Versión de Elzbieta Borkiewicz
No vuelo sobre él, de él no huyo
Entre las raíces arbóreas. Estoy demasiado cerca.
No es mi voz el canto del pez en la red.
Ni de mi dedo rueda el anillo.
Estoy demasiado cerca. La gran casa arde
Sin mí gritando socorro. Demasiado cerca
para que taña la campana en mi cabello.
Estoy demasiado cerca para que pueda entrar como un huésped
que abriera las paredes a su paso.
Ya jamás volveré a morir tan levemente,
tan fuera del cuerpo, tan inconsciente,
como antaño en su sueño. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca. Oigo el silbido
y veo la escama reluciente de esta palabra,
petrificada en abrazo. Él duerme,
en este momento, más al alcance de la cajera de un circo
ambulante con un solo león, vista una vez en la vida,
que de mí que estoy a su lado.
Ahora, para ella crece en él el valle
de hojas rojas cerrado por una montaña nevada
en el aire azul. Estoy demasiado cerca,
para caer del cielo. Mi grito
sólo podría despertarle. Pobre,
limitada a mi propia figura,
mas he sido abedul, he sido lagarto,
y salía de tiempos y damascos
mudando los colores de mi piel. Y tenía
el don de desaparecer de sus ojos asombrados,
lo cual es la riqueza de las riquezas. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
Saco mi brazo que está debajo de su cabeza dormida,
Mi brazo dormido, lleno de agujas imaginarias.
En la punta de cada una de ellas, para su recuento,
Se han sentado ángeles caídos.
Wislawa Szymborska
Versión de Elzbieta Borkiewicz
martes, 31 de enero de 2012
¿Cansadx de adoptar posturas imposibles? ¿De arrodillarte? ¿De aguantar el frío polar junto a la puerta mientras examinas los estantes? ¿De mover grandes estructuras plagadas de novelas románticas para atisbar los títulos que aguardan en las estanterías traseras, de subir peligrosas escaleras y de preguntar a lxs librerxs: «Poesía, por favor»? Si estás hartx de no encontrar lo que buscas, de hacer pedidos que no llegan, de dar tu correo electrónico y tu número de móvil y esperar a que un pitido te despierte de la siesta avisando de que YA puedes leer el poemario que tanto deseas. Si aborreces la letra G (García Lorca, Gamoneda y García Montero) porque copa el espacio del conocimiento plural, si sufres todo esto en silencio, entonces: ¡ÚNETE!
Poetas del mundo, despatoligizemos la poesía. La poesía SÍ se entiende. Y «entender» según la real academia es sinónimo de «penetrar». La poesía nos penetra y por eso es estigmatizada.
Existió un tiempo para la poesía, para la memoria, para el canto y la oración… para las consignas. Hubo un tiempo en el que la poesía era poderosa y útil, era del pueblo. Abogo desde aquí por la recuperación de la poesía como arma política y seductora. Como un acto público y de masas. Insto a lxs editorxs y librerxs a que rompan ese victimismo que rodea al acto poético. La poesía SÍ se entiende, SÍ se vende. Vendamos versos contra aquellxs que pretenden vendarnos los ojos y las manos. Vendamos a lxs poetas como las voces que necesitamos en tiempos de crisis. ¡Acabemos con la dictadura de los libros al peso! La poesía es barata y frágil, y peligrosa. Por eso fue patologizada. Lxs poetxs no estamos enfermxs, no somos enfermxs. Aquellxs que leen poesía no son solo mezquinos intelectuales que recitan de memoria frases encriptadas, ni melancólicas damas. Lxs poetxs somos hip-hoperxs, performers, gritadorxs de eslóganes. Liberemos la metáfora, el símbolo y la imagen del oscurantismo que las oculta porque la poesía SÍ se entiende. Se mete dentro de nosotrxs y nos hace más fuertes.
Si estas hartx de todo esto y crees que la poesía somos todxs, que la poesía eres tú y una tirita pisada en el asfalto, únete a la cruzada por su despatologización.
Madrid, 31 de enero de 2012
María Castrejón
sábado, 21 de enero de 2012
UN ESQUELETO ESCRIBE SUS MEMORIAS
Supongamos que llueve
y estamos cansados de escribir,
supongamos también
que es escandaloso
el precio de los funerales,
que aquel hombre y aquella mujer
que tanto amamos
ya no son nuestros amantes
sino una ficción
en el mar de las ficciones.
Supongamos
que nos tocamos el cuerpo y nos decimos
"este no es mi cuerpo",
Que nos tocamos los ojos y nos decimos
"estos sí son mis ojos";
entonces, solo entonces,
empezamos a viajar entre los muertos.
El paisaje por donde vamos
es hermoso, digamos tropical,
pero también es hermosa la aridez,
digamos de Manhattan.
Así, cada vez más hacia dentro,
nos encontramos,
como el que no quiere la cosa,
con unos cuantos esqueletos,
con unas rosas, con abundantes frutos de mar
y con las ganas de llorar entre las gallinas.
Supongamos, pues, que también estamos
cansados de mirar hacia dentro,
que queremos estar junto a nuestra madre un ratito,
un poquito de amor
sería suficiente para dejar
de llorar todos los recuerdos.
Supongamos, es solo un suponer,
que hemos sido felices alguna vez,
que no llueve esta tarde,
que estamos cansados de morir,
que aquí no ha pasado nada
y escribir tiene
un extraño sentido verdadero.
Dionisio Cañas
y estamos cansados de escribir,
supongamos también
que es escandaloso
el precio de los funerales,
que aquel hombre y aquella mujer
que tanto amamos
ya no son nuestros amantes
sino una ficción
en el mar de las ficciones.
Supongamos
que nos tocamos el cuerpo y nos decimos
"este no es mi cuerpo",
Que nos tocamos los ojos y nos decimos
"estos sí son mis ojos";
entonces, solo entonces,
empezamos a viajar entre los muertos.
El paisaje por donde vamos
es hermoso, digamos tropical,
pero también es hermosa la aridez,
digamos de Manhattan.
Así, cada vez más hacia dentro,
nos encontramos,
como el que no quiere la cosa,
con unos cuantos esqueletos,
con unas rosas, con abundantes frutos de mar
y con las ganas de llorar entre las gallinas.
Supongamos, pues, que también estamos
cansados de mirar hacia dentro,
que queremos estar junto a nuestra madre un ratito,
un poquito de amor
sería suficiente para dejar
de llorar todos los recuerdos.
Supongamos, es solo un suponer,
que hemos sido felices alguna vez,
que no llueve esta tarde,
que estamos cansados de morir,
que aquí no ha pasado nada
y escribir tiene
un extraño sentido verdadero.
Dionisio Cañas
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